reseña
El “Mago de Alta Gracia” cuenta su historia de vida
Motores,
autos y sueños. Memorias del gran innovador del automovilismo deportivo
Oreste
Berta
EUDEBA
(2017, 400 páginas)
No hace
falta mencionar que el automovilismo argentino tiene múltiples protagonistas en
su rico historial. Desde pioneros que abrieron caminos en nuestro Turismo
Carretera, corredores notables y virtuosos como el recordado Juan Manuel
Fangio, periodistas de gran trayectoria que marcaron una época, diseñadores y
preparadores de motores y vehículos de competición que se encuentran esparcidos
por el mundo con renombre internacional, quienes le dan prestigio a nuestro
país en todos los ámbitos y países.
En lo que
constituye una muy buena iniciativa, la Editorial Universitaria
de Buenos Aires (EUDEBA) publicó en 2017 las memorias de Oreste Berta, uno de
esos protagonistas del automovilismo deportivo argentino cuya labor y
trayectoria han sido destacables por donde se lo mire. Una obra en la que
cuenta su temprana inclinación por la mecánica y los motores de competición, su
formación y comienzos, sus éxitos y algunas decepciones, sumado a las historias
de vida que le tocaron en el particular ambiente del automovilismo. Una vida
dedicada totalmente al trabajo, la investigación y los innumerables proyectos
para el automovilismo argentino e internacional.
Oreste Santiago
Antonio Berta, tal el nombre completo, nacido un 29 de septiembre de 1938, en
la ciudad de Rafaela, Santa Fe, comienza su relato de vida con la advertencia
“…que quienes recorran mis memorias buscando encontrar las propias, sepan
entender que en algunos pasajes no van a coincidir. En cambio, van a hallarse
con anécdotas, relatos u opiniones distintas a las que las revistas, los
diarios, los programas de radio o televisión contaron sobre mí o sobre los
hechos que sucedieron alrededor de mi historia…”, según indica en el texto.
Hecha dicha
salvedad y ejercicio de honestidad intelectual, Oreste se remonta a su niñez en
su ciudad natal y evoca a su familia -dedicada al negocio de automotores- con
gran cariño y un recuerdo vivo e imborrable de sus padres. Sus días
transcurrían jugando con autitos “con suspensión” o incursionando en un taller
de bicicletas vecino.
A lo largo
del libro, Oreste va desgranando su vida y los destinos a los que lo llevaron los
diferentes proyectos que acometió. A ello le agrega, con picardía y complicidad
del lector, su nutrida cuota de anécdotas y comentarios de su paso por cada
lugar, sumado a su relación con algunas figuras relevantes del automovilismo
mundial.
En los
inicios de estudiante de ingeniería, primero en Rosario y luego en Córdoba, entremezcla sus diseños de
motores y partes de motocicletas y algunas participaciones en competencias de
“Anexo J”. Su decepción con la universidad, que posteriormente lamentaría
siempre, según nos cuenta, se vería sopesada con los doctorados Honoris
Causa que le otorgaron las universidades nacionales de San Juan (2001) y
Córdoba (2005) como
reconocimiento a su aporte al avance y progreso de la ingeniería del
automovilismo argentino, que representan “…el honor más alto con que se me haya
distinguido en la vida...”, según sus propias palabras enunciadas en el texto.
Su
encuentro fortuito con James Mc-Cloud, presidente de Industrias Kaiser
Argentina (IKA), sería determinante y cambiaría el destino de Oreste. En 1961 emprende
camino a Ohio, USA, donde se formaría profesionalmente en las distintas áreas
de la Kaiser Jeep ,
para luego regresar al país y asumir diferentes puestos en la IKA establecida en Córdoba. Se
radica en Alta Gracia, donde su casa se convierte en taller y epicentro de desarrollos
y soluciones tecnológicas aplicadas al automovilismo deportivo.
La década
de 1960 es clave en su protagonismo en el TC, sus variados diseños y modelos de
vehículos alcanzan puestos destacados en las competencias deportivas. Se
suceden las “Liebres” y el “Ratón Escandaloso” (un Gordini que no llegó a
correr), entre los muchos prototipos que introdujo.
Buena parte
del libro está dedicada a sus viajes al exterior junto a Juan Manuel Fangio, el
quíntuple campeón de F-1, quien, gracias a su extensa red de contactos y la
fama que tenía, abrió puertas para que un joven Oreste visitase directivos,
equipos y escuderías de competición en las que pudo aprender de primera mano
los pormenores de la fabricación de componentes y partes destinadas al
automovilismo de alta competición, al igual que la importancia de la
investigación y el desarrollo para las diferentes categorías automovilísticas. Oreste
evoca y recuerda a Fangio como su guía y consejero en cada paso que dieron
juntos en Europa, con algunas frases típicas del “Chueco” y sus advertencias
certeras ante cada situación a resolver.
Si en las
espectaculares “84 Horas de Nürburgring” de 1969, la célebre “Misión
Argentina” -legendario equipo dirigido por Fangio- tuvo una actuación en la que
peleó la punta, casi llegó al triunfo y causó sorpresa en los europeos ante un
vehículo proveniente de un ignoto país de América del Sur, gran cuota de
responsabilidad fue de Oreste como director del equipo oficial IKA y su
desarrollo del mítico Torino. Unas anécdotas imperdibles y momentos de gran
camaradería se ven plasmados en el libro con un emotivo recuerdo, previo al
reconocimiento mundial por la “aventura alemana” de nuestros representantes, en
una prueba que llevó al automovilismo argentino a la más alta reputación en
aquellos tiempos.
Los éxitos
y desarrollos seguirían con el correr de los años: el Berta LR Sport
Prototipo, el motor Berta V-8, el auto Berta F-5000, el Berta LR Mecánica
Argentina Fórmula 1, el Berta F-2 Codasur, el Berta Fórmula Súper Vee para los
EE.UU., por mencionar algunos. Y qué decir de la imbatible coupé Fuego de
Renault, preparada para TC2000 con la que Juan María “El flaco” Traverso se
coronó campeón en 1986 y fue el comienzo de una era de seis títulos para la
marca del rombo.
El listado de galardones y premios es interminable. Como
interminables son las anécdotas e historias que Oreste desarrolla a lo largo
del libro. Entre las más pintorescas, rescatamos dos dignas de mencionar. La
primera es un tanto conocida, se trata del debut del Torino en el Turismo
Carretera en 1967, en San Pedro, con el triunfo de Héctor Luis “Pirín”
Gradassi, cuando un “linyera milagroso” les informó de la falla existente en los
carburadores que no permitía que el motor funcionase correctamente. Cuenta
Oreste que “…nos dejó el recuerdo de una de las anécdotas más singularmente
curiosas que vivimos en el automovilismo y un auto que fallaba sin remedio,
listo para la carrera…”
La otra es más reciente en el tiempo y fue en el marco de la SAE Internacional (Sociedad de
Ingenieros Automotrices, según su sigla en inglés), en 2010, cuando fue
invitado a formar parte del jurado evaluador de jóvenes futuros ingenieros en
un concurso de presentación de prototipos por parte de diferentes universidades
del mundo y que tiene lugar en el óvalo International Speedway de Brooklyn,
Michigan, Estados Unidos. Los colegas jueces -provenientes de las más
renombradas empresas de ingeniería- de Oreste lo recibieron con gran efusión y
reverencia por conocer sus anteriores trabajos y trayectoria. Grande fue la
sorpresa por parte de Oreste cuando, ante el asombro de los presentes, un
desarrollador de software comenzó a elogiarlo en voz alta por sus correcciones
en cálculos o cuando un profesor australiano lo felicitaba por su labor y le
contaba que en Australia era muy conocido.
Podríamos agregar otras: cuando le pegó a un comisario en
una competencia en San Juan en ocasión de un accidente de Eduardo Copello, o
cuando rompió un para-golpes del auto de un conductor indolente que obstaculizaba
su paso vehicular en Italia, en uno de sus tantos viajes de trabajo.
Sus proyectos y trabajos con soluciones de innovación
tecnológica de avanzada han llegado hasta los más remotos lugares del planeta,
provenientes de “La
Fortaleza ” -su reducto en Alta Gracia que concibiera en 1968
y es reconocido en el mundo-, fábrica de componentes y partes de motores de
competición automovilística, motores para la industria aeronáutica y hasta
proveedora de servicios (diseño, armado y ensayos) para el laboratorio de
desarrollo e investigación de motores de la
Ford Motor Company de los Estados Unidos.
Las vicisitudes de la industria nacional y las limitaciones
de todo tipo, típicas situaciones que se suceden en Argentina donde se deben
enfrentar diariamente problemas, se ven contrastadas en el relato de Oreste con
la gran disponibilidad de recursos materiales de los equipos internacionales.
Nuevamente, el ingenio argentino y la forma de encarar las soluciones
sorprenden a los extranjeros. Con motivo de un testeo de equipos y ensayos
dinámicos en pista para un proyecto conjunto sobre un Ford Focus, Oreste
cuenta: “…yo había peleado bastante con problemas de ese tipo en otro
desarrollo, así que les ofrecí realizar un intento de solución que no me
demoraría más de media hora en preparar. Y otra vez los sorprendimos con el
resultado y con nuestra forma de resolver problemas; inconvenientes de
envergadura menor desde nuestra perspectiva, pero difíciles para ellos. Era
exactamente al revés de lo que pasaba cuando ellos nos enseñaban sus
sofisticados aparatos y los describían como algo simple…”
El libro
fue presentado durante la 43º Feria Internacional del Libro de la Ciudad de Buenos Aires,
ante un nutrido público, con la presencia de Oreste y un panel integrado por
Gonzalo Álvarez, presidente de EUDEBA, y el periodista deportivo Raúl Barceló. Como bien
expresó Oreste en esa ocasión, la obra tiene un objetivo que es educar a los
jóvenes desde el esfuerzo y dedicación en lo que uno emprende.
De carácter
afable y reservado, con un estilo narrativo directo y simple, en el libro tenemos
a un “Mago” auténtico pero al mismo tiempo desconocido en su faceta humana. Honesto,
simple y humilde a la vez, en su obra autobiográfica nos brinda detalles inéditos
de su vida profesional para contribuir e inspirar a la formación de las nuevas
generaciones. A punto de cumplir sus ochenta años, Oreste Berta es un ejemplo
de vida que trasciende el paso del tiempo: un verdadero maestro en su
especialidad, con la sabiduría y el prestigio bien ganado por su dedicación y
empeño constante.
Rafael "Turbo" Manrique