Si no fuera

1948 - 2018
La “Buenos Aires - Caracas”, a 70 años de una epopeya latinoamericana
Se promocionaba los viajes hechos a ruedas

Volquémonos en una carrera que se programó y fue difícil de transitar en 1908, la llamaron “New York-París”, que con un parque automotor de solamente 6 inscriptos vio partir a los Protos, Züst, De Dion-Bouton, Motobloc, Sizaire-Naudin y el ganador American Thomas Flyer Model 35, con motores de 4c. a 60 HP acelerando en 90 kph. Época de los primeros vehículos de competición, que iniciaban con el nuevo Siglo, un cambio en la modalidad del transporte hacia el hombre y que cambiarían para siempre la movilidad. En ese entonces, es fácil imaginar que la comodidad era nula o bien como la de un jinete y su corcel a campo traviesa.

Un conocidísimo periódico como el New York Times diagramó las salidas desde Times Square en la ciudad de Nueva York para el evento, que sumaba unas 250.000 almas presentes y presenciaron “The Expense Endurance Test” con sus alocadas tripulaciones.

Preparaciones
El traslado fue en barco atravesando el océano Atlántico en recorrido establecido. De interés Internacional, cubrió Siberia-Manchuria, sin descartar el uso de caballos para los vehículos que se atascaban en el territorio un anticipo de las modernas camionetas 4x4 que hoy participan en las travesías modernas. La gran distancia era pura diversión de los afortunados que tomaron parte en la prueba.

El terreno de tundra congelada fue demoledor para los participantes. La arena movediza se mezclaba con barro, un lecho de arroyos y otros elementos sembraban dificultades a los aventureros. Una locomotora les prestaba el servicio a los equipos que se atascaban. Debemos mencionar que las inclementes condiciones dejaron un solo competidor, quien resultaría el ganador.

Foto 2
Finalmente, el 30 de Julio de 1908 venció el alemán George N. Schuster, quien murió en 1972 a los 99 años de edad. En 169 días que duró la travesía fue sorteando unas 22.000 millas y terminó con la clásica vista de la Torre Eiffel de París. Su accionar distrajo a los organizadores, quienes lo esperaban en los controles programados pero el alemán eligió el paso por Alaska y evitó así la fiscalización.
     
Balbuceo a la gran competencia netamente similar de aquellos años

La carrera mencionada inspiró a varios a replicarla en la América del Sur. Entonces, durante el período de 1940-1955, Carlos P. Anesi, Vicepresidente 1° del ACA y Secretario General del Congreso Argentino de Vialidad, hizo conocer públicamente su sueño deseado. Por esos instantes, se hablaba de la Primera Edición de la Carrera Panamericana o “Mexican Road Race”, que tuvo a 32 coches en su etapa llamada ‘antigua o dorada’ y se completaron nada menos en 3.000 km. de viaje.

McGriff - Elliott
Un Oldsmobile 88 fue el ganador, con un tiempo de 27h.34m.25s. Anesi, diseñaba sus rutas pero el tiempo imposibilitaría concretarla. El titular de la Comisión de Carreras, Francisco A. “Pancho” Borgonovo, la denomina como la Caracas-Buenos Aires. 

En 1942, ya palpitábamos esa idea pero no tuvo repercusiones por el elevado costo de traslado y dado las situaciones de racionalización de guerra limítrofe entre países, como Perú-Ecuador, se disipan las posibilidades para más adelante. Los años 1947-1948, ampliaban posibilidades de hacerla con el aporte de clubes sudamericanos y un trabajo en conjunto para concretar la Buenos Aires-Caracas y aunaros en una prueba conjunta.

Con premios múltiples, 3 trofeos más dinero en juego. Por otro lado, el anuncio de que el 1º en llegar a Caracas podría ser agasajado con un monto de 25.000 dólares, produjo un estímulo en el Turismo Carretera los ránkings y la prioridad en los debutantes. Prodigioso fue el micrófono con voz chillona del recordado Manuel “Corner” Sojit, siguiendo a su Hno. Luis E. con la famosa frase: 

“¡coche a la vista!”, junto al público presente. 

Transmitió a todo el país esa carrera, como pudo. Las 2 carreras separadas, ida en Caracas (Venezuela) y su regreso desde Lima (Perú).

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Berta [p] - Biederbost

Obtendríamos 141 inscriptos uno era el del Primer Grupo, otro Segundo Grupo, y por último el del Tercer Grupo, con motor casi Standard, de cualquier potencia y cilindrada excepto vehículos especiales de carrera tanto sport y el grand sport, con excepción de carrocería cerrada metálica. Similar al reglamento libre de turismo que refuerza el chasis y las suspensiones, direcciones y los frenos también.

El itinerario tan necesario

En el asfalto se mezclaban los caminos de tierra, senderos que jamás habían sido transitados el ripio, la grava, las piedras y el polvo en distancias gigantescas en un intento de domar las trepadas norteñas. Hubo polémica cuando se desarrollaba la competencia en La Quiaca esas rugientes “chatas” con cantidad exacta de combustible y lubricante cargado. Un llano con vista al océano Pacífico en altiplano, con altura de 4.000 m. sobre el nivel del mar. Esta topografía unió localidades desconocidas, que nunca se habían transitado. En Abra de Toroya se demostró parquedad informativa. La ausencia de señales y las escalas en caseríos que ni siquiera tenían tramos especiales para ir a fondo.

En forma inédita, se construyeron las llegadas a los parques cerrados. Cerraban a las 00hs. En el puerto de Bolívar, la barcaza concentró los embarques de las unidades y sus remolcadores. Emprendieron hacia el Golfo de Guayaquil, en las 8hs. aproximadamente. Allí, unas 15.000 personas despidieron a los corredores.

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Se tocaría el puerto fluvial de Girardot, a 325 m. sobre el nivel al mar. Los participantes debieron enfrentarse con un desgaste significativo, nada era seguro y existían numerosas curvas y subidas. Los factores adversos eran la lluvia, la niebla y los neumáticos que se desgastaban y se predisponían a derrapes peligrosos que podían comprometer la vida. 

¿…En aquella etapa nº 14…? ganó el corredor Víctor García

Este corredor era oriundo del departamento de General Alvear, en la Provincia de Mendoza. Su arribo marcó las 13h. 55m. reloj y pocos entendieron. ¿…Por qué hubo retraso con respecto a Oscar A. “Aguilucho” Gálvez…? la contestación es muy simple: fue auxiliado.

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A propósito, Don. Fulvio Pastor, nos dice:

“…Yo era el comisario deportivo en Caracas. Antes lo había sido en otros finales de etapa. Recuerdo que por radioaficionados había tenido la información desde temprano, que el coche nro 3 venía o había sido empujado o remolcado…” En otra frase nos explica: “…Estoy seguro que el acontecimiento lo he repasado muchísimas veces con mis compañeros del ACAm con otros corredores, y hasta con mis amigos. Todo aquello pasó porque unos abogados de Caracas, probablemente influenciados por la magnitud de la carrera, pensaron que podían sacar partido de la situación…”; y sigue: “…Yo había tomado mis precauciones antes de que llegara. Para certificar lo que me veía venir, mandé un radiograma con contestación paga a todos los controles de la última parte de la etapa. Calculo que tuve cubiertos los últimos 400 kms. …” en Caracas, este mozo entra sin motor. “…Yo tenía dos mecánicos responsables del ACA, encargados de revisar los precintos. Como yo, ellos también se dieron cuenta que el V8 estaba frío. La policía no pudo contener a la gente, que rodeó el auto y cargó en andas a Oscar hasta el control, luego de que el Ford quedara a unos 150 mts, sobre la línea de llegada…” grande silencio coparon durante el evento.

Se transitan unos 9.576,8 km. el recorrido pactado en ese entontes. Domingo “Toscanito” Marimón, el catalán se alzó triunfador en los papeles finales de la epopeya.

Retrato
Quizás este “Gran Premio de la América del Sur”, tiene la connotación de incluir a todo el continente. Al viajar y atravesar territorios de diversos países, “La Caracas” -como se la conoció definitivamente- unió el continente sin depender de las gestiones diplomáticas. La “Gran Carrera” demostró realidades y muchas diferencias. Y pensar que faltaban elementos de comunicaciones adecuados. En el automovilismo, es un símbolo al esfuerzo sudamericano en épocas tal vez complicadas. Las reediciones estuvieron a la orden del día. Primero fue la de 1988, organizada por la Agrupación Clásicos e Históricos del Turismo de Carretera. Más tarde en 1992, se reencuentra el Automóvil Club Argentino, que experimenta concretarla a modo de rally o raid extenso. Llegando a 2009, el veterano Jorge Horacio Bonomo, junto a otros innumerables entusiastas “viejitos inquietos”, deciden llevarla a cabo y recordarla.

Al alejarse de Caracas los corredores emprenden la vuelta hacia Buenos Aires (Argentina), en una carrera que titulamos como repechajes, sin puntaje y en todos los casos independiente de clasificaciones generales, premios y sus inscripciones. Parten desde Lima y volvían por sus medios propios de locomoción. El recorrido fue más brutal que la ida. Los vehículos adoptaron caminos mejorados, nulos en la montaña, circularon a grandes velocidades cercanas a los 170 km/h. y superaron en 100% el promedio de las etapas registradas en aquel momento.

El aviador que se nos fue…

Perdió la vida el uruguayo Héctor Suppici Sedes, nacido en 1903, fundador junto a otros de la Asociación Uruguaya de Volantes (AUVO) de Uruguay. Aquel 4 de Diciembre de 1948, cuando corría por la zona del desierto de Atacama, e/e.- Arica-Antofagasta, se produce algo insólito de no creer. Se supone que el corredor de apellido Zarantonello, pudo haber evitado lo sucedido. Confundió un muro de curiosos ante él, creyó girar a la izquierda en que encuentra inesperadamente a Sedes, para embestir justo la puerta del lado en el conductor.

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Paisajes inhóspitos a través de una cordillera que sólo dependían de la solidaridad del habitante y su gente pueblerina. Había voluntades, en sí mismo acompañada de otros ni siquiera camiones que les siguieran a patrones de locos y soñadores, esperando terminar. 

Humillaba el acelerador sin estrategia y no ser cuidadoso, un “todo por el todo” tronante del paso de los valientes. El regreso recompensó, ahora sí a Oscar Gálvez, quien pudo ganar la competencia al ritmo de 102 km/h. luego de transitar los 4.833,4 km. de trayectos varios que le permitieron causar sensaciones invalorables e irrepetibles.

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El “Gran Premio de la América del Sur”, fue una fantástica e increíble prueba que unió las ciudades de Buenos Aires con Caracas durante unos 20 días, en tiempos en los que el continente tenía recónditos lugares prácticamente sin explorar. Más allá de la carrera de revancha y el regreso desde Lima en el que Gálvez, se reivindicó con su accionar, la prueba marcó un hito en el automovilismo sudamericano sirvió de gesta heroica inspiradora de importantes eventos como la “Vuelta a la América del Sur” de 1978, los 3 “Codasur” de 1979/80/81, y el "Rally de la Republica Argentina" que nos acompaña desde 1983, la propuesta del Campeonato Sudamericano de Rally, e/e.- otros eventos.

Renault 12 TS

Vudafieri - Perissinot 

Pruebas éstas que se afianzan en un territorio fértil y a la vez salvaje, de donde emergen los pilotos de trayectoria y valía Internacional, que serían y son protagonistas indiscutidos en el ambiente del automovilismo mundial. Una épica que recordamos con orgullo y pasión, que con el paso del tiempo se convierte en una leyenda viviente que nunca concluye.


nota:

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extraida Rallymemory a historia dos ralis mundiais ., de Rio de Janeiro RJ Brasil 1977 em imagens

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